Paisaje

   
   
  El paisaje
  El paisaje es el género fotográfico más antiguo. La que se considera la primera fotografía de la historia, realizada por Nicephore Niepce, en 1826, fue un "paisaje" tomado desde la ventana de su casa. Debido a la escasa sensibilidad de los primeros soportes utilizados por Niepce, no se podían abordar otros temas (la exposición de esta primera fotografía fue de ocho horas). Hasta que las posibilidades técnicas facilitaron la realización de retratos e instantáneas, el paisaje y el bodegón fueron los temas recurrentes de los pioneros de la fotografía.



A lo largo de la historia, la fotografía de paisaje ha experimentado un amplio abanico de tratamientos y maneras de afrontar el tema. Las propias modas y, lo más importante, la gran cantidad de escenarios naturales y urbanos, han inspirado a los fotógrafos la creación de imágenes muy variadas, que van desde la plasmación "realista" del lugar, hasta la utilización del espacio para la creación de mundos imaginarios.

Uno de los grandes atractivos de la fotografía de paisaje radica en que se desarrolla en salidas, excursiones y viajes. Ello permite mantener contacto con la naturaleza o disfrutar de un paseo por una ciudad.

El trabajo reposado y, en muchas ocasiones, la ayuda del trípode, son aspectos básicos en la fotografía de paisaje. Si bien es cierto que se pueden obtener excelentes fotografías viajando en coche, el paseo a pie, la mirada atenta, saber apreciar los cambios de luz y la elección del punto de vista, son los mejores aliados del fotógrafo paisajista.


El paisaje natural

Por paisaje natural se entienden todos aquellos escenarios en los que predomina la naturaleza. Esta definición se empezó a utilizar cuando algunos fotógrafos se interesaron por el paisaje urbano (fue una forma de intentar diferenciar los escenarios de trabajo). Algunos fotógrafos entienden que incluso se puede hablar de fotografía de naturaleza, que es aquella en la que no aparece rastro alguno de la presencia del ser humano.


El paisaje natural, exento de rastros del ser humano, puede contribuir a transmitir la sensación de naturaleza virgen. Las diferentes estaciones del año proporcionan un amplio abanico de posibilidades creativas.

El paisaje natural permite una gran variedad de tratamientos, no sólo por lo que se refiere a los aspectos técnicos, si no también por las grandes posibilidades de aprovechar los cambios estacionales, las diferentes épocas del año y la diversidad de la luz disponible.

Dado que los conocimientos técnicos básicos ya han sido descritos en lecciones anteriores, los aspectos específicos que deberás tener en cuenta son:
  1. Siempre que te sea posible, elige la hora del día que más favorezca la representación fotográfica de tus paisajes
  2. El mismo escenario fotografiado por la mañana o por la tarde puede cambiar de forma espectacular
  3. Selecciona con cuidado la luz más adecuada



Como puedes apreciar en estas dos fotografías del mismo motivo, la luz tiene la capacidad de mostrar las cosas de forma muy distinta. Todo depende de la hora del día, de la climatología y de la dirección de la toma (la situación de la cámara con respecto al sol). En este caso puedes comprobar el efecto de la luz de primera hora de la mañana y del atardecer sobre unas palmeras.


La luz en el paisaje natural

Los fotógrafos paisajistas suelen trabajar en una franja horaria bastante reducida. Las luces más apreciadas son las que se producen entre el alba, el amanecer y los primeros minutos de sol directo y, por la tarde, desde que el sol incide oblicuamente hasta el crepúsculo. Al alba y en el crepúsculo, la luz es difusa y tiene un cierto grado de misterio. A primera y última hora del día, con sol directo, la luz incide lateralmente, el paisaje gana en volumen y las texturas son más evidentes.


Escoger una luz de mañana, de mediodía o de tarde, no sólo significa "iluminar" la escena de forma diferente, si no también que la temperatura de color de la luz (la dominante de color) será distinta. A primera y última hora del día, la luz será cálida, mientras que a mediodía la luz será más neutra. También debes tener en cuenta que en escenas de playa o alta montaña, la dominante de color de las fotografías será azulada, debido a la alta temperatura de color.


Paisaje Urbano

La fotografía de paisaje urbano ha tenido grandes adeptos durante el Siglo XX. La proximidad del escenario (el trabajo se puede desarrollar en tu ciudad o, incluso, tu barrio), hace que el paisaje urbano sea un tema al alcance de cualquier fotógrafo.


El igual que hizo Niepce en la primera fotografía de la historia, las ventanas de las viviendas urbanas son una excelente fuente de inspiración. Desde ellas se pueden apreciar los cambios en la luz a lo largo del día y, en ocasiones, proporcionar excelentes y espectaculares imágenes.

Las consideraciones genéricas expuestas en el apartado anterior son válidas para el paisaje urbano, pero deberás tener en cuenta algunas particularidades:
  1. La iluminación muy rasante puede provocar que, por ejemplo, las calles queden en sombra.
  2. Una luz cenital puede convertirse en rasante, si se trata de fotografiar una fachada.
  3. La fotografía nocturna tiene mucho más sentido (y es más fácil) en el paisaje urbano que en el natural.
  4. Los parques y jardines son magníficos escenarios para intentar combinar la naturaleza y el urbanismo.


 

El entorno urbano ofrece un amplio abanico de situaciones que, según sean las condiciones de luz, pueden ser aprovechadas de forma creativa.
1 La luz rasante de la mañana provoca sombras alargadas (en diagonal) que enfatizan el grafismo de la escena.
2 La luz casi cenital del mediodía provoca esta interesante situación de luces y sombras. La situación del sol permite que la textura de la pared iluminada destaque de forma notable.
3 La iluminación nocturna de las ciudades ofrece situaciones de gran interés fotográfico. En este caso, se puede apreciar el movimiento de coches y personas debido al tiempo prolongado de la exposición.


Paisaje y perspectiva

La perspectiva es una forma de representar la sensación de tridimensionalidad en dos planos. Para potenciar la perspectiva de tus fotografías puedes utilizar dos recursos, tan simples como efectivos:
  • Utilizar un objetivo gran angular
  • Colocar algún elemento en primer término y a un lado del encuadre
Las focales cortas (angulares) tienden a magnificar los elementos que se encuentran más cerca de la cámara y hacen que los que se encuentran más alejados parezcan más pequeños, es decir, alteran la escala de los objetos. Ello hace que la ilusión óptica de tridimensionalidad se vea potenciada.

Si colocas algún elemento cerca de la cámara, y a un lado del encuadre (una planta, una rama, etc.), se establece una clara diferencia entre el primer término y el fondo de la fotografía. La perspectiva se hace más evidente y el efecto de tridimensionalidad también.



La perspectiva es el elemento esencial para representar el espacio. En la fotografía de paisaje no dejes de tener presente esta circunstancia y sitúa la cámara de forma que en la imagen se describan los diferentes planos y distancias. Aprovecha el angular y el primer término para crear profundidad.

Si utilizas el teleobjetivo, la sensación de tridimensionalidad se reduce de forma considerable. El teleobjetivo comprime la perspectiva y reduce la ilusión óptica de espacio entre los distintos planos de la escena.

> Este recurso puede serte de gran utilidad cuando quieras dar la sensación de que los diferentes elementos de una fotografía se encuentran muy amontonados, aunque ésta no sea la realidad. Por ejemplo, si quieres transmitir la sensación de aglomeración de personas en un determinado lugar, utiliza el teleobjetivo y un punto de vista ligeramente alto. La fotografía mostrará una masa humana compacta. Si aplicas este criterio a una fotografía de un bosque, por ejemplo, la sensación que transmitirás es que los árboles se encuentran muy juntos.



El teleobjetivo comprime la perspectiva y facilita la representación abstracta de los motivos.

El punto de vista

En la fotografía de paisaje la elección del punto de vista resulta crucial. Un extenso escenario puede quedar reducido a casi nada si el punto de vista no permite verlo en su totalidad. En general, un ligero picado (punto de vista de arriba a bajo) suele mejorar cualquier fotografía de paisaje.

Puedes utilizar algunas pequeñas atalayas del entorno como un muro, un montículo, etc., para conseguir un punto de vista elevado. Cuanto más bajo sea el punto de vista, más sube el horizonte y menos paisaje podrás captar.

Si quieres puntos de vista más insólitos, puedes realizar las capturas desde un nivel muy bajo. Si colocas la cámara en el suelo (o casi) obtendrás un punto de vista sorprendente.




Al elevar el punto de vista el horizonte de la fotografía también se eleva, mientras que al colocar la cámara al nivel del suelo, el horizonte casi desaparece por la parte inferior de la imagen.

La profundidad de campo

En la fotografía de paisaje deberás controlar el enfoque y la profundidad de campo. Por lo general, se tiende a enfocar la parte central de la imagen, pero ya has estudiado que ésta no es ni la única ni la mejor opción para enfocar. Utiliza las posibilidades de la profundidad de campo para controlar la zona enfocada de tus fotografías. Recuerda que la profundidad de campo es el espacio enfocado que se obtiene en una fotografía gracias al diafragma utilizado.

Sin que sea una ley inviolable, se puede decir que, si tienes que escoger, casi siempre resulta más aconsejable tener las partes más cercanas a la cámara enfocadas que las más alejadas. Ello significa enfocar con preferencia cerca de la cámara en lugar de hacerlo hacia el infinito.



En la tomas de paisaje urbano suele ser habitual la necesidad de disponer de mucha profundidad de campo. Ello permite mantener enfocados el primer término y el fondo. Recuerda que, en estos casos, la mejor combinación es angular y diafragma cerrado.







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